Laura Gorre

09 diciembre, 2011

Tal es el precio
que se paga por la igualdad: las mujeres son iguales porque ya no
son diferentes. La proposición de la filosofía del iluminismo, l´ame n'a
pas de sexe, el alma no tiene sexo, se ha convertido en práctica
general. La polaridad de los sexos está desapareciendo, y con ella el
amor erótico, que se basa en dicha polaridad. Hombres y mujeres
son idénticos, no iguales como polos opuestos. La sociedad
contemporánea predica el ideal de la igualdad no individualizada,
porque necesita átomos humanos, todos idénticos, para hacerlos
funcionar en masa, suavemente, sin fricción; todos obedecen las
mismas órdenes, y no obstante, todos están convencidos de que
siguen sus propios deseos. Así como la moderna producción en
masa requiere la estandarización de los productos, así el proceso
social requiere la estandarización del hombre, y esa estandarización
es llamada «igualdad».

(Fragmento)





"El Arte de Amar"
Erich Fromm

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