Mis certezas desayunan dudas. Y hay días en que
me siento extranjero en Montevideo y en cual-
quier otra parte. En esos días, días sin sol, no-
ches sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reco-
nocerme en nada, ni en nadie. Las palabras no se parecen a
lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido.
Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy,
lejos, a ninguna parte, y no quiero estar con nadie, ni siquie-
ra conmigo, y no tengo, ni quiero tener, nombre ninguno:
entonces pierdo las ganas de llamarme o ser llamado.
"El libro de los abrazos"
Eduardo Galeano
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