Laura Gorre

16 junio, 2011

Se abre el telón, todos los espectadores ya sentados en sus correspondientes butacas, en el silencio que genera la oscuridad de la espera, se remueven impacientes unos y aburridos otros.

Parece que no llega… y por fin la protagonista hace su aparición en escenario.

Es el centro de todas las miradas, si ahora mismo se le cayera un cabello todos los ojos seguirían la trayectoria del desdichado.


Ella y sus ojos asustados recorren despacio el espectáculo de una negrura total ante su frágil cuerpo, no ve los dos millones de pares de globos oculares que tiene ante ella. Pero los siente, en cada escalofrío de su piel, en cada temblor de nerviosismo, en cada rincón de su estúpida mente los imagina expectantes… atentos a cualquier cambio o error.


Sin embargo, ella no sabe que ellos sí están expectantes pero no conocen qué va a ocurrir ni siquiera pueden prever si ocurrirá algo. Simplemente esperan, de cualquier acontecimiento hablarán, si se queda quieta se molestarán haber pagado una entrada para nada, si abre la boca seguramente sus palabras vacilantes les molestarán… nada será un acierto se esfuerce lo que se esfuerce; y esto sí lo sabe bien.



Por eso decide no hacer nada, es más, hacer más allá que nada, así que se hace la muerta… a ver si el respeto a no hablar de los muertos la salva. Quiere mirarles pero sabe que los muertos no mueven las pupilas, a la vez no quiere mirarles porque sabe que los párpados parpadeantes estarán abiertos y al acecho, y los teme.


Después de un rato de reflexión, la supuesta muerta se levanta y continua con su actuación de siempre, su rutina rutinaria: los mira a todos o hace que los mira porque en realidad siempre mira a la luz del foco que la ciega, que le da esperanza y de paso no ve más, y se queda quieta, mientras el resto de personajes secundarios han hecho su papel como si nada hubiera pasado y ya se retiran con una media sonrisa maliciosa.


Tras un fuerte aplauso, se cierra el telón y apenas se oye el característico sonido de las butacas plegándose de golpe porque los murmullos ya no son murmullos, la gente brama, se ríe escandalosamente o llora sin consuelo.




Definitivamente, no respetan el silencio de su última voluntad… ni aunque la muerta haya resucitado.

2 comentarios:

  1. ¡Qué foto tan preciosa la de ahí arriba!
    :)
    oh se abre el telón y aparece una entrada muy genial.:)
    Me gusta, acaba de venirme el trabajo a dúo a la mente. jaja

    "Por eso decide no hacer nada, es más, hacer más allá que nada, así que se hace la muerta… a ver si el respeto a no hablar de los muertos la salva. "
    Total.

    Ah pasate por mi entrada que he contestado a tu mensaje ahí;)

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  2. sí la verdad es que aparece buena música!...aunque no he llegado a ver esa película completa! Hoy he estado sola casi todo el dia...mi hermana en la piscina, mis padres tampoco estaban y he dicho ahora que tengo un rato de paz voy a ver una peli....
    y....viendo una que tenía grabada del tcm clásico va y a los 10 minutos me deja colgada.
    :(
    bueno a ver ....estoy poniendo tanta pasta que en vez de un cuadro va a parecer un bajorrelieve jajajajjaa
    Te dejo, a ver si hago unos arreglillos. Un beso, pásatelo bien esta noche por mí también :( jaja. Nos vemos pronto!;)

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