Hoy paseaba por la calle y el sol primaveral me acariciaba suavemente la espalda.
El azahar de los árboles me recordaba al perfume que utilizo los días de buen humor y el calor ligero apremiaba a quitarse ropa y caminar desnuda.
Hoy despertaba un día como cualquier otro, tenía los pies livianos y las sandalias bailaban sobre el asfalto, buscando en vano un verde fresco y blando.
Caminaba sin rumbo, dejándome llevar por el antojo de unos ojos cerrados y los brazos extendidos.
Hoy paseando por la calle he estado pensando en ti.
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